En silencio se quita la tanga para ir a mostrar cuantas ganas de sexo tiene esta nena que cautiva con las curvas de su cuerpo. Poco hacía presuponer la preciosa figura que escondía un vestido mas bien púdico. Allí está él sentado cuando Amalia entra silenciosa y desde la puerta lo observa, nadie puede leer sus pensamientos pero si ver sus acciones, claras y precisas al quitarse las bragas para ir a saludarlo. Frente a frente se acomodó encima para lanzar besos en busca de respuesta. Poco a poco van haciendo todo mas caliente, él se quita la camisa mientras que a ella le desaparece el vestido. Oral la llevará a no poder contener los primeros fluidos, sentir la lengua un poco mas abajo le da la esperanza de obtener ese anal placentero que vino a buscar.